Con más de una cuarta parte de la humanidad en cuarentena, el sedentarismo y el consumo de alimentos poco nutritivos elevaría los índices de obesos.

 

El hecho de estar varios días y semanas en casa podría ser efectivo contra el COVID-19, pero alimentará una pandemia que azota a más de 1.900 millones de adultos con sobrepeso en el mundo según la OMS.

En nuestro país las últimas encuestas han demostrado que más del 60% de la población tiene sobrepeso y obesidad con lo cual después de una cuarentena es lógico que aumenten estos porcentajes.

La combinación del aislamiento social, del aumento de la hormona del cortisol que trae el miedo, la angustia, la inseguridad e incertidumbre a nivel laboral que nos espera combinado con la mala alimentación que están teniendo las personas porque se deduce que hay un aumento de alimentos industrializados, y la mayor cantidad de azúcares y harinas que estamos comiendo estos días obviamente que van a traer consecuencias.

La clave para poder evitar este pronóstico es que empecemos a hacer actividad física obligatoria en casa, todos los días, una hora por día, por cualquiera de las apps o canales que tenemos disponibles y aprovechar que tenemos tiempo libre para cocinar alimentos saludables: verduras, tortillas, budines, soufflés, preparaciones en base a vegetales principalmente y practicar recetas de pastelería libres de azúcares, y reemplazando algunas harinas.

También es importante programar las cuatro comidas diarias, mantener horarios y lugares para respetar cada uno de esos momentos, un mismo lugar físico para evitar el picoteo de snacks, tratar de acostarnos temprano y respetar el ciclo circadiano del sol para mantener los niveles de hormonas estables y reparar nuestras células correctamente.

También es esencial no dejar de consumir alimentos crudos como ensaladas, verduras y frutas frescas todos los días, incorporar proteínas como en carnes, pollo y pescado fresco en lo posible y evitar las bebidas azucaradas y el consumo de alcohol.

Hay que controlar el hambre emocional, aceptar esta emoción y hablar, muchos suelen no hablar y comen. Dormir bien también es clave, ya que descansar mal lleva al aumento de peso porque aumenta el cortisol, la hormona del estrés que genera grasas, y el cuerpo necesita estar despierto y entonces busca energía de los alimentos, por lo que dormir mal genera más hambre; finalmente es fundamental tomar agua.