¿Puede una dieta adecuada prolongar la vida?
Un estudio de gran tamaño sugiere que nunca se es demasiado mayor para beneficiarse del compromiso de comer de forma más saludable
¿Con una mejor dieta, una vida más larga?
Las personas de mediana edad y mayores que empiezan a comer mejor también tienden a vivir más tiempo, muestra un estudio reciente de gran tamaño. Los hallazgos, que aparecen en la edición del 13 de julio de la revista New England Journal of Medicine, quizá no parezcan sorprendentes. Los expertos médicos dijeron que el mensaje refuerza básicamente lo que las personas han estado escuchando durante años.
Pero el estudio es el primero en mostrar que los cambios sostenidos en la dieta (incluso a una edad avanzada) podrían alargar la vida de las personas, comentaron los investigadores.
“Una moraleja importante es que nunca es demasiado tarde para mejorar la calidad de la dieta”, dijo la investigadora principal, Mercedes Sotos Prieto, científica visitante de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Harvard, en Boston.
“La mayoría de participantes de nuestro estudio tenían a partir de
60 años”, indicó.”
Los hallazgos se basaron en casi 74,000 profesionales de la salud estadounidenses que participaron en dos estudios realizados a largo plazo que empezaron en los años 70 y en los 80.
Entre 1998 y 2010, fallecieron casi 10,000 de los participantes del estudio. Sotos-Prieto y su equipo observaron el modo en que el riesgo de muerte prematura de las personas se relacionaba con cualquier cambio en la dieta que hicieron en los 12 años anteriores (de 1986 a 1998).
Resultó que las personas que habían cambiado a mejor (que añadieron más fruta y verdura y granos integrales, por ejemplo) tenían un riesgo más bajo de muerte prematura que las que mantuvieron la misma dieta. Por el contrario, las personas cuyos hábitos alimentarios empeoraron se enfrentaron a un riesgo más alto de fallecer durante el periodo de estudio (entre un 6 y un 12 por ciento más alto) que las personas cuya dieta se mantuvo estable, mostraron los hallazgos.
¿Hasta qué punto las mejoras en la dieta marcaron una diferencia?
Varió un poco en función de la medida de la calidad de la dieta. Los investigadores usaron 3 sistemas de calificación: el índice alternativo de alimentación sana; la puntuación alternativa de la dieta mediterránea, y la puntuación de la dieta DASH (por las siglas en inglés de método dietético para detener la hipertensión).
Los sistemas de puntuación difieren en algo, pero todos dan más puntos a los alimentos como las verduras, la fruta, los granos integrales, el pescado, los productos lácteos bajos en grasa y las fuentes de grasas “buenas”, como el aceite de oliva y los frutos secos. A los alimentos procesados, los dulces, la carne roja y la mantequilla, por otra parte, se les da una calificación más baja.
En general, el estudio encontró que una mejora del percentil 20 en la calidad de la dieta se asoció a una reducción del 8 al 17 por ciento en el riesgo de muerte prematura por cualquier causa. Hubo una disminución parecida en el riesgo de mortalidad por enfermedad cardiaca o accidente cerebrovascular, en concreto.
Ese cambio del percentil 20 es un cambio bastante menor, según Sotos Prieto.
Esto se conseguiría, por ejemplo, al sustituir una porción diaria de carne roja por una porción de legumbres o frutos secos, dijo.
“Nuestros resultados subrayan el concepto de que las mejoras modestas en la calidad de la dieta a lo largo del tiempo podrían influir de forma significativa en el riesgo de mortalidad”, dijo Sotos Prieto.
Alice Lichtenstein es vocera de la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association) y profesora de ciencias de la nutrición en la Universidad de Tufts, en Boston. “Este estudio refuerza lo que hemos estado diciendo durante mucho tiempo”, señaló.
Lo ideal es que la alimentación saludable sea un hábito de por vida. Pero nunca se es “demasiado viejo” para hacer cambios a mejor, comentó Lichtenstein.
“La idea clave es hacer cambios a los que pueda atenerse durante el resto de su vida”,
enfatizó.
No hay alimentos ni nutrientes milagrosos, añadió Lichtenstein. En lugar de eso, el nuevo estudio “valida” el concepto de que lo que importa es la dieta general, explicó.
Connie Diekman, dietista registrada, se mostró de acuerdo. Dijo que una guía general es empezar a comer más alimentos procedentes de plantas.
Cuando las personas coman carne roja, Diekman sugirió que coman unos cortes más magros.
“Pasar de una comida de carne y patatas a unas verduras salteadas, quínoa y un poco de pollo a la parilla o una arrachera magra sería un modo de pasar a un patrón de alimentación más saludable”, dijo Diekman, jefa de nutrición universitaria en la Universidad de Washington, en St. Louis.
La buena noticia, según Lichtenstein, es que se está volviendo más fácil comer de forma saludable. Dijo que los estadounidenses generalmente tienen más acceso a una variedad de granos integrales y frutas y verduras, frescas o congeladas, lo que puede resultar más económico.
Fuente: Link (www.intramed.net)